martes, 28 de diciembre de 2010

La vista

Mi computadora esta situada en un balcón de madera, interno. El balcón da a otro espacio, el cuál tiene una ventana que da a mi fondo. Y a los otros fondos de la cuadra también.
Entonces yo me siento en la computadora, y miro por la ventana.

Desde ese lugar solo veo una cosa, o dos mejor dicho: un sauce gigante... y el cielo.

El árbol es tan poderoso, debe medir 15 metros o más.
Existe desde que puedo recordarlo.
El resto de los sauces de la cuadras son mas jóvenes, no tan altos.

Yo le llamo el camino de los sauces. Desde que bajo del colectivo, hasta que llego a mi casa, me cuentan que ya es primavera. En verano están exageradamente tupidos. Como el que veo desde la ventana.

"Cuanta fuerza natural" pienso para mi, mientras lo miro.
Y lo estoy viendo ahora.

Los árboles no necesitan ser podados, pero los que los han plantado no lo creen así. Sin embargo a "Verde" (como yo lo bauticé) jamás le han cortado ni una sola rama.
Será por eso que su "cabellera" es gigante.

Los rayos del sol que amanece están dando en la cima de su copa, y hacen ver unas pocas ramas de color amarillo, y el resto, que aún esta a la sombra, es todavía verde.

Es una vista hermosa, poética. En las tardes el sol se esconde detrás de él, con un color naranja fuego, cuando no es violeta.
Si me acerco a la ventana puedo ver los demás fondos, techos, otros árboles y las plantas de flores rojas que lo rodean.

La calle de atrás era de tierra hasta hace no mucho, y tenía unos zanjones con agua donde había ranas, sapos y algún que otro renacuajo. Me encantaba jugar ahí.

Verde está fijo, pero no está quieto. Está bailando con el viento, su danza perpetua. Al verlo siento que yo también me muevo.

Los dejo!

Me voy a bailar a la ventana.